LA PIEDRA DEL DIABLO
(relato)
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
(Literalización de un relato oral)[1]
En lo alto del cerro de las siete jorobas, cuya máxima
elevación se encuentra en la Hacienda
Casablanca, se ubica aún hoy en día un imponente peñasco de granito al que
los lugareños denominan piedra petaca
o piedra del diablo. ¿De dónde viene
el nombre? Refieren los habitantes de Madrid (Cundinamarca) que la piedra
presenta una extraña actividad paranormal ciertos días del año hacia la media
noche. Veamos la historia. Don Carlos Cortés nos refiere lo siguiente: “Esa piedra los días viernes santos de cada año,
acercándose la media noche, se abre como si fuera una iglesia, una catedral. Y
deja ver por dentro un espacio lindo, algo fuera de toda comprensión y toda
razón. Todo allá adentro se ve dorado y bastante iluminado con luces como
sobrenaturales. Cuenta la gente que el que ve esas profundidades ardientes y
tan hermosas se siente irresistiblemente atraído por entrar en ellas. Pero es
una trampa. Una vez que la persona entra en la piedra abierta no puede volver a
salir de ahí y se queda atrapada en la piedra para siempre, porque esta, así
como se abrió se vuelve a cerrar. Se cree que se la lleva el mismísimo diablo,
de ahí le viene el nombre con que se la conoce: Piedra del diablo”.[2]
Fuente: Cogollo Ayala, Nabonazar. La Leyenda de Totachagua. Ed. Convenio: Colsubsidio-Alcaldía Municipal, Bogotá, 2019.
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