sábado, 2 de julio de 2016

CLIOCIDIO EN CIERNES EN MADRID - CUNDINAMARCA Por: Nabonazar Cogollo Ayala


La musa de la historia en la Grecia clásica era Clío, una de las nueve hijas de Apolo, dios de las artes y las ciencias[1]. Cuando se perpetran actos de destrucción contra testimonios de hechos o monumentos de la historia, se habla de cliocidio, es decir, asesinato de la musa de la historia (en sentido figurado). O bien, destrucción de los testimonios físicos de la historia. En nuestro municipio, Madrid (Cundinamarca), se echa de ver cómo se vienen destruyendo monumentos y valiosos testimonios del pasado, por cuenta de una concepción del desarrollo material que borra de un plumazo (valga decir, de un picazo), lo que aún queda del ayer de Serrezuela. Duele en lo profundo del alma tener que pasar revista a todos y cada uno de estos hechos cliocidas, pero es preciso hacerlo, ya sea para llamar la atención de nuestras juventudes madrileñas respecto de lo valioso en términos históricos que es el Madrid tradicional.  



Ya sea para que nuestra administración local se aperciba que la historia también es significativa y que las posturas ahistóricas no solo son miopes, sino que cercenan de tajo cualquier concepción del futuro debido a su garrafal desarraigamiento.  Se llega a ser por haber sido. No se llega a ser, negando el haber sido. Acompañaremos la denuncia de cada hecho cliocida con el respectivo registro fotográfico que lo demuestra y testimonia. Todas las fotografías fueron tomadas por mí, sin excepción, entre 2014, 2015 y 2016; a excepción de la imagen de la diosa Clío.

 1. Destrucción de la placa en homenaje del ex presidente Rafael Reyes, en la esquina de la capilla del Instituto Zoraida Cadavid de Sierra.


Según el testimonio de José Dubel Morales González (2015), uno de los trabajadores de vieja data del Instituto Zoraida Cadavid de Sierra, la placa de mármol gris que había ubicado en este sitio el Concejo Municipal de Madrid, en la década del 70 (1972, ca.), fue destruida una noche a martillazos, por unos jóvenes, al parecer bajo el influjo de sustancias o quizás borrachos. Los pedazos de mármol fueron recogidos al día siguiente por los empleados de servicios generales de INZOCADES[1]. La placa conmemoraba el lugar en donde otrora quedara ubicada la casa del expresidente Rafael Reyes Prieto (1849-1921), quien gustaba mucho de venir a pasar temporadas en el viejo Serrezuela.

2. Deterioro del busto de Pedro Fernández Madrid, situado en el parque de su nombre.


Busto en mármol blanco del académico colegial rosarista PEDRO FERNÁNDEZ MADRID (1817, La Habana, Cuba.-1875, Serrezuela, Estado Soberano de Cundinamarca, Estados Unidos de Colombia). Hijo del patriota cartagenero José Fernández Madrid. El busto exhibe secuelas del vandalismo. Presenta graves daños en la nariz y en las orejas. Lo recubre una capa de pintura blanca, para disimular la pintura que ha manchado el mármol blanco original. Recientemente (2016) volvió a ser objeto de ataques vandálicos y un grupo de ciudadanos madrileños se aprestó a limpiarlo y volverlo a pintar. No obstante el busto se mantiene en ruinas. 

3. Reciente desaparición de la placa conmemorativa sobre la construcción del ducto vial Facatativá - Fontibón, de 1982.


Placa en granito amarillo, ubicada en la margen derecha de la carretera Bogotá – Medellín, durante el gobierno de Julio César Turbay Ayala. Era ministro de Obras Públicas el ingeniero Enrique Vargas Ramírez. Una de las primeras obras de infraestructura de la nueva administración del alcalde local Orlando Cardona Rojas, fue el proceso de adecuación de la bahía vial en el antiguo Parque del Reloj. La obra fue entregada recientemente a la ciudadanía, solo que se echan de ver dos sensibles desapariciones. Una de ellas la de la vieja placa de 1982, que este año contaría 32 años de existencia. La otra desaparición fue el antiguo nicho del reloj, del cual trataremos más adelante. Otra placa análoga existe en la vecina Facatativá, esa sí se conserva en óptimo estado. Su gemela madrileña desapareció. 

4. Desaparición de una las placas de bronce situadas en el frente de la Casa de Gobierno de Madrid – Cundinamarca.


Aquí hubo una antigua placa de bronce, que rezaba TESORERÍA, en el frente de la Casa de Gobierno, desapareció también una noche de vándalos desbordados en el centro histórico y arquitectónico de Madrid, hacia el año 2008. 

5. Ostensible deterioro de la antigua estación del tren de Madrid. Hasta hace poco sede de la Casa de la Cultura.
Se echa de ver cómo el techo de la antigua Casa de la Cultura de Madrid ahora presenta profusión de plantas parásitas. Curioso tratándose del más importante monumento nacional que existe actualmente en el municipio. 

6.  Desaparición del nicho que alojaba el antiguo reloj en el otrora Parque del Reloj.

Este viejo nicho con forma de reloj cuco o de palomar, albergó en épocas pretéritas, unos 40 años atrás quizás, uno de los primeros relojes públicos que hubo en el Madrid de antaño. Los madrileños de vieja data lo recuerdan con cariño y llegaron a denominar el parque en cuestión, Parque del Reloj. Hoy en día ya no existe tampoco.

7. Destrucción parcial del marco de entrada a la antigua Hacienda Casablanca.


Esta es una verdadera y sensible pérdida. Este viejo pórtico hecho de ladrillos recubiertos con piedra Bogotá databa de la época en que la Hacienda Casablanca fuera adquirida por el escritor y poeta neogranadino José María Vergara y Vergara (1831-1872). El otrora imponente pórtico fue construido siguiendo los lineamientos de la arquitectura republicana de mediados del siglo XIX en la Nueva Granada. Lentamente ha venido siendo destruido, lo que queda de él ya es muy poco. 

8. Visible estado de deterioro de algunas de las casas emblemáticas del marco del Parque Pedro Fernández Madrid.

     La antigua casona esquinera, en el Parque Pedro Fernández Madrid, que albergara durante varias décadas el ya desaparecido Liceo Fernández Madrid y el internado homónimo, ambos propiedades del profesor Manuel J. Méndez. Es una casa centenaria llena de leyendas y cuentos de espanto. Se refiere que en su interior aparece una luz esférica en el patio, en noches sin luna llena. Hoy en día el bien inmueble se evidencia abandonado como se puede apreciar.

   9. Visible estado de abandono y deterioro de la estatua del indígena muisca de La Herrera, ubicada en la Plaza La Serrezuela.


Esta bella estatua fue obra de un maestro de Funza (Cundinamarca) y estrenada en el año 2003. A pocos días de haberse estrenado, le cercenaron el báculo de piedra a la estatua. Posteriormente le partieron la mano derecha. Hoy, trece años después,  luce en estado lamentable según se puede apreciar. Honra a los indígenas muiscas de la laguna La Herrera, cuya cultura fue proverbial en los territorios de Madrid, Mosquera y parte de Funza en tiempos precolombinos.

10. Desaparición del busto del expresidente liberal Alfonso López Pumarejo.


Cuando la administración de Juan Carlos Coy Carrasco inauguró la Plaza La Serrezuela, en 2003, se quitó de su pedestal la copia en bronce del busto del ex presidente liberal Alfonso López Pumarejo, que había adornado ese parque desde principios del siglo XX. Valga decir que dicha obra era réplica del original, creado por el maestro Rodrigo Arenas Betancur (1919-1995), que se halla en el Instituto Caro y Cuervo de Bogotá. Se reubicó el busto en este pedestal a orillas del rio Subachoque. Pocos días estuvo ahí la obra, los amigos de lo ajeno lo arrancaron y no se ha vuelto a saber del valioso busto. En su lugar se puso posteriormente una escultura en piedra como se aprecia hoy en día.  ¿Por qué el parque había llevado tal nombre? Porque Alfonso López Pumarejo había vivido unos meses durante su niñez en una de las casas del marco del parque Pedro Fernández Madrid. Así lo dispusieron sus padres Pedro Aquilino López y Rosario Pumarejo de López, quienes venían migrantes de su natal Honda (Tolima), camino a Bogotá.

11. Destrucción y profanación de varias lápidas y tumbas en el viejo cementerio de Madrid.


    El antiguo cementerio de Madrid era célebre en sabana occidente por la hermosura de sus lápidas y tumbas. Desafortunadamente hacía el año 2000 llegaron al municipio grupos satánicos procedentes de otras partes de Colombia. Los vecinos de los  barrios adyacentes, San Francisco y Hermandades, refieren que una noche, cercana la media noche, varios muchachos alicorados saltaron la tapia del cementerio y armados de machetes y picas, acometieron actos de salvaje destrucción de las preciosas lápidas de piedra, muchas de las cuales databan de los siglos XVII y XVIII en adelante. La destrucción fue irreversible. Hoy en día yacen tirados en el suelo trozos del mármol y la piedra, productos de aquellos vandálicos hechos. Por esa razón el párroco de San Francisco de Paula, cada 31 de octubre pide la ayuda de la fuerza policial local para que tales hechos no se repitan.


      12. Desaparición de la placa de bronce en homenaje de doña Zoraida Cadavid de     Sierra.


     En el año 1945 la Institución Zoraida Cadavid de Sierra determinó trasladar su obra social, desde la plaza España, en Bogotá, al vecino municipio de Madrid – Cundinamarca. Para el efecto doña María Sierra, hija de la fundadora y benefactora de la obra, doña Zoraida, adquirió la antigua casa esquinera que había sido propiedad del ex presidente de la república, Gral. Rafael Reyes. La vieja casa republicana al paso de los años fue demolida y en su lugar se levantó la capilla de la entidad educativa. La institución Zoraida Cadavid de Sierra ubicó frente al nuevo edificio una valiosa placa de bronce que rezaba así: En esta casa se venera el recuerdo de la señora Zoraida Cadavid de Sierra, insigne fundadora y benefactora de la obra. La valiosa placa broncínea fue hurtada también, hacia 2008. Desde entonces el lugar donde estaba se halla enrejado, pero la placa no ha sido reemplazada hasta la fecha.

      13. Destrucción lenta y gradual de la vieja casona de la estancia El Portal, a la entrada del viejo Serrezuela por la vía que viene de la hacienda vieja de las Bojacá y del camino de Barroblanco.



En el Serrezuela de comienzos de siglo, los viandantes que venían a pie, a lomos de caballo o de mula, por el viejo camino de la hacienda de las Bojacá y de la lejana vereda de Barroblanco, hacia el casco urbano; hallaban esta vieja casa (que entonces era parte de un fundo agrario). En ella pernoctaban, comían, bebían chicha y proseguían su viaje hasta el casco urbano de Madrid, que entonces se limitaba casi que al marco del parque Pedro Fernández. Incrustado en uno de los muros exteriores de la vieja casa se veía un cuadro de la virgen, que al paso de las décadas del siglo XX, acabó por darle nombre al nuevo barrio que se formó en derredor: La virgen. La vieja casona ha venido siendo destruida y lo que queda de ella ya es muy poco. También está rodeada por la leyenda de que posiblemente guarda una guaca en su interior.

CONCLUSIONES: El amable lector se dirá… ¡Eso también pasa en otros lugares de Colombia y del mundo! Es cierto, el punto central es que en Madrid –Cundinamarca el desapego hacia la historia nunca se había sentido tanto cómo en las 4 últimas décadas. Malo que suceda lo malo: los hechos cliocidas en este caso. Pero más y malo y preocupante aún que los que nos decimos buenos no hagamos nada y la indiferencia sea la impronta entre buena parte de los madrileños. Algo hemos de hacer al respecto, tanto profesores e investigadores como padres de familia, entidades educativas y alcaldía municipal. Hemos de sensibilizar a nuestros jóvenes sobre los enormes valores históricos, culturales y espirituales del municipio. Hemos también de rescatar lo que queda de nuestro patrimonio arquitectónico, cultural y espiritual –que no es poco-. El gran ganador será a la larga el municipio, porque volverá a elevar la autoestima de ser y llamarse madrileños entre los lugareños. Y Madrid dejará de ser un eje centrifugador de jóvenes que migran hacia Bogotá y otros grandes centros urbanos del país, para convertirse en un verdadero polo de desarrollo y progreso en todos los órdenes. La grandeza del Serrezuela de antaño debe resurgir hoy y siempre.  












[1] Instituto Zoraida Cadavid de Sierra. 


[1] CARDONA, Francesc L. Mitología griega. Eds. Edicomunicación. Barcelona (España), 1996. Passim