ARQUÍMEDES CHURQUEN
(oda en homenaje)
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
A
golpes de azadón y machete en la hortaliza
Arquímedes
trabaja desyerbando aquel sembrado…
Es
hombre de la tierra, por su ruana resguardado
Del
viento y resolana que a su tez tornan cobriza.
Las
brisas madrileñas le congelan la sonrisa,
La
vida del buen hombre en su transcurso sosegado
Ignora
el pronto curso que el arcano ha deparado
Al
tránsito inminente que el presente le improvisa.
Oráculos lejanos predijeron el destino
Que cambia el derrotero de aquel noble
campesino.
Estaba
en la labranza de sudores a millares
De
pronto vio aquel hombre un helicóptero entre llamas,
que
viene hacia el sembrado, como un bólido de flamas,
con
cuatro tripulantes de uniformes militares.
Se
estrella la aeronave contra el suelo y sus ijares
Abolla
el rudo golpe, con estrépitos y traumas;
Arquímedes
se asusta, pero armándose de ramas,
Apaga
en cada hombre los fatídicos flameares.
Y lleva uno a uno con esfuerzo entre sus
hombros
¡Poniéndolos a salvo entre alcachofas y
cohombros!
Tan
pronto que pusiera a los soldados a la orilla
Arquímedes
con pala y con esfuerzo redoblado
Procede
a echarle tierra al helicóptero incendiado,
En
medio del peligro de explosión de la cabrilla.
La
tierra es suficiente y se apagó la navecilla,
Que
humeante quedó entonces en el centro del sembrado;
El
hombre satisfecho vio su esfuerzo consumado
Y
marcha a dar noticia de su hazaña y maravilla.
Llegó a la Fuerza Aérea de Madrid, con
buenas nuevas:
¡Salvé a cuatro pilotos entre fuego y
duras pruebas!
El jefe al recibirlo se emociona ante el
relato:
¡En marcha! ¡Rescatemos los soldados
estrellados!
Y usted, señor valiente, con sus brazos
chamuscados,
¡Será condecorado como un héroe! ¡Es mi
mandato!
Expuso usted su vida sin dudarlo solo un
rato,
No solo salvó a cuatro pues también los
inflamados
Escombros de la nave, que apagó con sus
cuidados,
¡Quitando de ese modo la explosión en su
conato!
¡Saludos, caballero del valor
incontrastable!
¡Colombia reconoce su valor inimitable!
Llegado
fue aquel día que la FAC dio su medalla
Al
nítido heroísmo del buen hombre madrileño;
Se
vio en el viejo parque tan humilde y tan pequeño
Al
tiempo que era grande, cual soldado en la batalla.
La
luz del altruismo con valor que no se acalla
Brilló
en su pecho altivo, por su egregio desempeño,
La
historia al buen Arquímedes recuerda como un sueño
Trocado
en realidades en un campo de vitualla.
Arquímedes es héroe de un Madrid que hoy
evocamos,
¡Sus hechos generosos por el prójimo imitamos!
Madrid (Cundinamarca)
Septiembre 14 de 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario